Edición y traducción de Francisco J. Uriz. Aunque Aspenström es el poeta de la cotidianidad por excelencia durante su vida se ha preocupado de grandes temas como la paz o la guerra nuclear. Pero es su amor por lo cotidiano, lo pequeño, lo insignificante lo que caracteriza su obra. Y por la naturaleza. Aspenström ve lo que vive en las cosas. En su obra las cosas cobran vida, se produce una abolición de la frontera entre lo humano y lo no humano. En relación con su poemario de significativo título Varelser (Seres) escribe: Yo a animales y plantas y hasta a las piedras y cuerpos celestes los llamo seres. Es una manera de negarle al hombre su título de rey de la creación con poder de decidir sobre el mundo a su antojo. Podríamos decir que es un ecologista avant la lettre.