La comunicación ha sido hasta hace poco un concepto errático en la vida empresarial y en la vida pública de nuestro país. Pero la competencia arrecia y la necesidad de diferenciarse también. Cualquier entidad debe tomar conciencia de que cuanto mejor defina su identidad, más simple sea su objetivo y más claro su mensaje, la imagen percibida tiene más posibilidades de aproximarse a la imagen que desea proyectar. En este sentido, acercarse a los distintos públicos de la vida empresarial exige, cada vez más, trabajar tanto el fondo como la forma de expresarla. El caso práctico descrito en esta obra de teatro ágil y entretenida ilustra cómo directivos o cargos públicos de cualquier empresa o institución pueden tomar conciencia de las ventajas de practicar una comunicación apropiada.
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