Esta obra se ocupa de la lectura en los Siglos de Oro. El autor nos acerca a la lectura como entretenimiento, muy a menudo efectuada en alta voz y de forma grupal, y reclama la atención sobre efímeros y menudencias. De este modo, los lectores comunes se sitúan en el centro del relato y la lectura se describe como una actividad corriente, ejercitada por el placer de leer o escuchar, sin otra pretensión que evadirse de la realidad o informarse de mandatos, disputas y acontecimientos varios.
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