Cuando el revisionismo histórico y el Libro negro del comunismo hacen que la historia del genocidio y el horror arranque del comunismo, cometen una omisión colosal. El compromiso moral, solemnemente proclamado, de dar voz a las víctimas injustamente olvidadas, se ha convertido en su contrario, en el silencio mortal que entierra por segunda vez a los indios, los herero, las poblaciones coloniales, los «bárbaros». Un silencio que también está preñado de consecuencias en el plano puramente historiográfico, dado que impide la comprensión del nazismo y el fascismo.
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