Son muchos hombres de buena voluntad, incluso no pertenecientes a la comunidad cristiana, que reconocen al papa como la más alta autoridad moral. El papa es signo tanto de la orientación del hombre por la verdad de Dios como de su indestructible dignidad y de la paz y la justicia social en la familia de los pueblos. Al conmemorar en 2017 los quinientos años de la Reforma, pero también con tristeza por la escisión de la cristiandad occidental, muchos cristianos que todavía no están en comunidad plena con el sucesor de Pedro anhelan una figura ecuménica del papado para que nos dirijamos a la unidad visible de la Iglesia tal y como la quiere su divino Fundador. Para poder cumplir la misión confiada por Cristo, el Santo Padre necesita la cualificada colaboración y el compromiso del colegio cardenalicio, que comparte su solicitud y, junto con él, representa a la Iglesia romana, madre y maestra de todas las iglesias. Las congregaciones cardenalicias de la curia romana, constituidas en la Edad Moderna, son la forma actual de la participación sinodal de la Iglesia romana en el ministerio petrino, tal y como esta fue ejercida en la Antigu?edad por los sínodos romanos ?sumamente relevantes desde el punto de vista de la Iglesia universal? y más tarde por el colegio cardenalicio como un todo.