En esta singular novela impregnada de resonancias de tiempos y tierras lejanos, un Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928) más risueño e irónico entrevera con maestría la peculiar relación sentimental jalonada de marchas y contramarchas, así como de ambigüedad, entre Claudio Borja, un joven poeta valenciano, y Rosaura Salcedo, una rica dama argentina, con las vicisitudes que dieron lugar en el siglo xiv al denominado Cisma de Aviñón y llevaron al papado, con el nombre de Benedicto XIII, a «aquel don Pedro de Luna, la voluntad más tenaz de su época y tal vez de todos los tiempos». Serenado por los años, y trasponiéndose al propio Borja -especie de Scheherezade moderno-, en EL PAPA DEL MAR (1925) un Blasco con pleno dominio del ritmo y de la técnica narrativa trasciende realidades e ideas y se entrega gozoso al puro placer de narrar.