El paisaje total es un libro de madurez vital y poética: el cambio de lugares (empezando por el regreso de Carlos Javier Morales a su isla natal, en 2011) ya no impide que el yo poético se reconozca como uno y el mismo, siempre y cuando sea también una y la misma la persona amada y, por tanto, se haga posible permanecer en la comunión amorosa, que es el verdadero fundamento de toda identidad personal. La sucesión de lugares distintos, tanto dentro como fuera de España, solo sirve para reafirmar al poeta en su único amor y en la conciencia de la unidad del mundo y de la existencia.