Este libro no va destinado a los alarmistas, ni a los coleccionistas de ideas sin fundamento. En quince breves lecciones, claras y sencillas, pero también llenas de interesantes investigaciones, los autores se oponen categóricamente a las quejas tanto antiguas como modernas y responden: «no, el nivel educativo no baja» . Citan como pruebas: el detenido examen de archivos militares de treinta años, la recuperación de gran número de estudios y el balance de encuestas inéditas. La cantinela del «nivel que baja», esta «vieja idea de viejos», queda desmitificada. El nivel educativo sube, pero no para todos, ni siempre por igual. Existe una separación profunda entre un grupo de cabeza (más numeroso que antes, en contacto directo con las corrientes innovadoras) y la masa de los restantes. Nos preocupamos por los grupos de mayores posibilidades, soñamos con que el 80 por ciento de un grupo de edad estudie el bachillerato y, sin embargo, es mucho más urgente poder garantizar un mínimo nivel cultural a los más desfavorecidos.