Pierre Sogol, un estrafalario personaje con amplios conocimientos científicos, reúne un día en su casa a un conjunto de personas de lo más heterogéneas; su propósito es preparar un viaje en barco para buscar una misteriosa montaña inaccesible, cuya materia tiene la curiosa propiedad, según dice, de curvar el espacio que lo rodea; de tal manera, que toda la región en donde se halla esta montaña (que denominan el Monte Análogo), se encuentra encerrada en la cáscara invisible de este espacio curvo en el cual hay un mundo paralelo. La expedición consistirá en cruzar a esa otra dimensión y la novela en explicarnos todo aquello que ven estos personajes durante su viaje. Daumal, que pone a su libro el subtítulo de «aventuras alpinas no euclidianas y simbólicamente auténticas», logra crear así una obra de carácter único, inspirada en fuentes tan poco frecuentadas en la literatura como son los Vedas, Platón, René Guenon y G. Gurdjieff. Debido a una aguda tuberculosis, la muerte sorprendió a Daumal en medio de una frase de la novela; circunstancia que antes de haber limitado este relato, ha contribuido a realzar el halo imaginario que siempre tienen todas las grandes obras inacabadas. Pero, gracias a las notas aclaratorias de sus editores franceses de 1952 y al epílogo de Clara Janés no nos quedamos en suspenso, y accedemos tanto al plan literario de la novela como al perfil de su autor. Con El Monte Análogo, Daumal logró hacer con la Metafísica lo que Julio Verne había logrado con la Física. Nacido en las Ardenas en 1908, René Daumal murió en 1944, a los treinta y seis años. A los dieciséis años aprendió sánscrito; y llegaría a ser uno de los primeros escritores occidentales en descifrar la filosofía, el teatro y la poesía india. A los diecisiete, se intoxicó con tetracloruro «para conocer cómo la conciencia desaparece en el momento de la muerte». A los dieciocho, era el candidato más aventajado en los experimentos de percepción extrasensorial del Pr. Maublanc que consistían en determinar cuál era el contenido de unas cajas selladas. Admirador de la patafísica de Jarry y de su noción del absurdo moderno, entró en contacto con el movimiento surrealista. Pero en 1927, funda junto a un grupo de escritores (que se denominan «los simplistas) la revista literaria Le Grand Jeu, que proclama con virulencia la naturaleza metafísica de la vida y ataca sin contemplaciones la limitación del movimiento surrealista. En 1935, publica Le Contre-Ciel, su poesía reunida; libro que ganó el premio Jacques Doucet, avalado por Valery, Gide y Girandoux. En 1938, termina su primera novela, La Gran Beuverie; en la cual tomando la sed como metáfora, dibuja un cuadro delirante de una humanidad grotesca que no para de beber y emborracharse al no ser capaz de calmar su angustia ni de salir de la ilusión en la que vive. Por último, en 1944, dejará inacabada lo que se considera su obra maestra, El Monte Análogo, gracias a la cual perdura su memoria. TRADUCCIÓN: MARÍA TERESA GALLEGO EPÍLOGO: CLARA JANÉS