El agente Logan McRae acaba de volver al trabajo después un año de baja y las cosas no podrían irle peor: acaban de encontrar el cadáver de un niño de cuatro años, estrangulado y mutilado en el fondo de una zanja. Hay un asesino suelto en Aberdeen, la «Ciudad de Granito» y los periódicos locales claman venganza. Además, Logan tiene que lidiar con su nuevo jefe, el inspector Insch, así como con la bella y glacial Isobel MacAlister, su ex novia, que también resulta ser la forense. Llegan nuevos casos de niños desaparecidos que morirán si no descubren al asesino. Con todo este berenjenal, Stuart MacBride consigue urdir una historia con elegancia y destreza, sin malgastar ni una sola palabra. Un thriller descarnado, impactante e imposible de dejar, de la mano de un autor con un ojo maravillosamente perspicaz y un sentido de humor negro tan típicamente escocés.