El Mediterráneo es el lugar donde diferentes pueblos y culturas se han encontrado y han dialogado a lo largo de los siglos. Con todo, este mar parece actualmente un escenario de guerras y divisiones, de modo que, en su conjunto, los pueblos que a él se asoman tienen ante sí la misma alternativa: ser repartidos entre las grandes potencias o volver a encontrarse entre los protagonistas de la historia. La primera de estas posibilidades no es, desde luego, históricamente necesaria ni está determinada de antemano, por lo que es urgente un compromiso para que el desarrollo de los pueblso mediterráneos se realice de acuerdo con sus propios recursos económicos y culturales, al margen de toda lógica de explotación. Aunque los pueblos mediterráneos, no constituyen una realidad homogénea y unitaria, debido a que pertenecen a diferentes civilizaciones, sí pueden recuperar todavía la vocación ya ejercida en el pasado de promover y renovar un diálogo entre los mundos árabe, judío y europeo a que pertenecen. Si la reanudación del diálogo entre estos tres mundos se realiza seriamente, podrá ofrecer una valiosa contribución a la causa de la paz y de la justicia.