El mal moral, que brota del interior del hombre, se suele explicar o justificar de formas diversas. Algunos recurren al diablo como instigador, otros a la psiquiatría, otros a las estructuras sociales, otros al espíritu de la época, otros a la genética, etc. Pero todas esas formas de recursos y explicaciones no aclaran el mal moral, porque el protagonista de él es la persona, aunque las circunstancias la condicionen ciertamente. No hace falta recurrir a tantos culpables y sucedáneos, siendo así que el mal pertenece al ser humano y al drama de su libertad. La libertad hunde sus raíces y apoya su fundamento en el fondo oscuro de la interioridad de la persona. La libertad es hija no solo del matrimonio entre pensamiento y voluntad, sino también efecto de esa zona oscura de donde emerge, nace y se potencia la pasión, fuerza que escapa al control de la razón y al poder de la voluntad. Por eso se puede hablar del drama o de la aventura de la libertad. Este libro pretende entrar y profundizar en la zona oscura del mal no tanto desde la perspectiva filosófica, sino desde las narraciones de los mitos, de las religiones y de la literatura, que es en donde más vivamente aparece, sin racionalizaciones que lo oscurezcan.