Durante cuatro siglos se ha pensado que el lugar literario de donde salieron don Quijote y Sancho Panza era una pequeña aldea, con un cura y muy cerca del Toboso. Se creía que en el Quijote no existía una estructura geográfica concebida de antemano y que las contradicciones, errores y lapsus presentes en la novela hacían quimérico determinar cuál era ese lugar y obtener las correspondencias entre cultura local y personajes. Uno de los encantos de la novela era precisamente el misterio que suponía no conocer el tan concitado lugar de cuyo nombre no quiso acordarse Cervantes, por lo que no resultaba interesante indagar en el misterio. Pero todos estos supuestos se estarían viniendo abajo como un castillo de naipes y presentan un interés que se refleja en estas páginas.