En 1109 el monje cluniacense Aimeric Picaud acompañó en peregrinación a Santiago de Compostela al futuro Calixto II. Este último, fascinado por su experiencia como peregrino, dedicó grandes esfuerzos desde su pontificado a fomentar el Camino Jacobeo, para lo cual dictó cartas, apoyó a la investigación histórica sobre sus orígenes y promulgó beneficios e indulgencias para muchas de las iglesias que jalonan el Camino. Aimeric Picaud recogió el fruto de toda esta actividad en el llamado Liber Sancti Iacobi, más conocido como Codex Calixtinus, por ser el propio Calixto II quien impulsó la obra, cuyo Libro V puede considerarse la primera guía del peregrino compostelano.