Podría decirse de San Jerónimo que tuvo el privilegio de vivir tres vidas. Primero como asceta en el desierto, luego como secretario y consejero del Papa Dámaso en Roma y después como monje en Belén. Entre sus innumerables trabajos cabe destacar la traducción latina de la Biblia, la Vulgata, y El libro de los nombres hebreos en el que explica el significado de todos los nombre propios y de lugar que aparecen en el Antiguo y en Nuevo Testamento. Este libro, que se traduce por primera vez al castellano, es un valioso instrumento para el estudio y la interpretación de las Sagradas Escrituras.