“El lenguaje de la piel. Antienvejecimiento cutáneo” es un libro de Dermatología poco común, porque aborda los problemas de la piel, no desde un punto de vista de la dolencia en sí misma, sino desde sus causas. Y la mayoría de ellas están en la alimentación. Algo que se suele olvidar, tanto por parte de los afectados, como por parte de los profesionales. Los unos porque no quieren prescindir de algún alimento que les gusta a rabiar y con el que seguramente son incompatibles. Y los otros, porque la enseñanza de la Medicina tradicional olvidó poner en su sitio la importancia del bagaje de la Nutrición en la salud. Y además, porque la escuela alopática tradicional opta por reducir los síntomas y no buscar la causa de las enfermedades. Así que aquí se aborda la importancia de los tests alimentarios para una buena salud en todos los sentidos. Y la piel es uno de los detectores inmediatos del estado de salud de cada intestino. De manera que el estudio de la piel es todo un lenguaje, cuyo conocimiento aporta una lectura profunda de la personalidad biológica de cada individuo. Así que la piel no sólo nos proporciona el código de la edad de las personas, sino muchas cosas más. Y seguramente esta, que es la más divulgada, es falsa. Porque un organismo bien cuidado por dentro ofrece una piel tersa y fresca que para nada revela la edad cronológica, sino la biológica que es muy distinta. Y puestos en el antienvejecimiento, el libro también aborda todas las posibilidades de hacerle frente, exponiendo las ventajas de los implantes naturales (plaquetas o factores de crecimiento o bien, ácido hialurónico para estimular el colágeno mezclado con vitaminas) frente al ya clásico botox.