¿Existe una «excepción islámica» en la sociología e historia políticas contemporáneas o bien los instrumentos de análisis de la realidad islámica son los mismos que sirven –previos los ajustes necesarios para interpretar las influencias de las tradiciones culturales específicas– para cualquier otra sociedad, particularmente del Tercer Mundo? Se trata de un debate que no es en absoluto ocioso, pues a él se remiten entre otras cuestiones las relaciones entre Occidente y el mundo islámico, en particular la espinosa del choque de civilizaciones. Esta obra de Fred Halliday, que puede considerarse un clásico de la reflexión política sobre el oriente islámico, se inclina por el rechazo de aquella excepcionalidad y la afirmación de que la historia y los conflictos de la región deben analizarse a la luz de consideraciones universales de lucha por el poder o su mantenimiento por parte de las élites o de grupos humanos más o menos amplios, si bien éstos no tienen por qué ser asimilables a los occidentales. Halliday dedica parte de la obra a analizar desde este punto de vista las tempestuosas relaciones exteriores de Oriente Próximo, así como determinados acontecimientos, como la revolución islámica de Irán o la invasión de Kuwait. Al rechazar tanto un islam monolítico como una determinación «civilizacional» en su acción, el autor rechaza asimismo el choque de civilizaciones: es lo que él llama «el mito del enfrentamiento», que ilustra con un brillante análisis de la cuestión de los derechos humanos en el marco de la polémica universalismo-relativismo y el antiislamismo como expresión no de una, sino de múltiples tomas de posición ideológicas poco o nada definidas por la religión.