Tras su aventura en ‹‹El último de Cuba››, Rafael Sánchez, el protagonista de esta novela, efectúa su ‹‹segunda salida››, por decirlo al modo cervantino, desde el corazón de Europa (la Ginebra de 1957) en un periplo que lo llevará a Roma, Madrid, Santander, Nueva York, la selva colombiana y Brasil. Con destellos de alta literatura (y alta cocina y altos poderes del Estado y de las finanzas internacionales), las tramas con trasfondo de espionaje que se suceden en la novela, son una máscara más para hablar del tema central del libro: el Mal, con mayúscula, y su carácter total, totalista y totalitario. El mal como ‹‹presencia real›› e incómoda, en un mundo que no quiere reconocerlo porque eso podría suponer el final de su precario equilibrio. Una galería de enormes personajes secundarios (muchos de ellos fácilmente reconocibles) y un villano al viejo estilo, Max Headpain, nos sitúan ante un espejo turbador, ¿de qué lado está Rafael, de qué lado el lector?