Fresco y generoso como el ser acuático que lo protagoniza, este relato sensible y poético ensalza el valor de la diferencia y calma la sed de palabras, emociones y sensaciones de los lectores. Cuenta que quienes vieron al hombre de agua le confundieron con un charco, una fuente. Otros se asustaron. Hubo incluso quien llamó a la policía. Y aún perseguido, el hombre de agua dejaba un rastro de bien a su paso. Pero esta historia, ¿ocurrió de verdad o es una leyenda?