Son pocos los cuadros en la historia de la pintura que han ejercido una atracción tan intensa y permanente como el " Guernica " , obra pintada por Pablo Picasso en 1937 para el Pabellón de la República española en la Exposición Internacional de París. Tras un largo periodo en el que la obra permanece depositada en el Museum of Modern Art de Nueva York, su llegada a España en 1981 tiene una significación trascendental en el momento de la transición a la democracia. Su devolución supone el final de un largo proceso que va desde la gestación del cuadro hasta las negociaciones para su traslado a España, revistiendo una gran importancia desde el punto de vista de la recuperación de nuestro patrimonio artístico, y marca el final de la transición política y cultural tras los años de dictadura. Las nulas relaciones del artista con el régimen franquista, que le consideraba un enemigo político por su militancia comunista y su apoyo a la causa republicana, no impidieron que Franco diera su visto bueno en 1968 a la primera reclamación oficial del cuadro. En un momento de apertura y promoción del arte de vanguardia español fuera de nuestras fronteras, el régimen buscaba recuperar la obra maestra de Picasso que, afincado en Francia, ya era reconocido como el artista más destacado del siglo XX. Gran parte de la documentación manejada durante esta investigación es inédita y procede del archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores, así como del Archivo Histórico Nacional.