Este libro es un estudio de la política eclesiástica que desplegaron los arzobispos de Sevilla durante la época del reformismo borbónico y constituye el primer trabajo de conjunto sobre las estructuras económica y pastoral de la archidiócesis hispalense en dicho momento. En éste, las relaciones Iglesia-Estado se abordan desde una doble perspectiva: las realidades y problemas del arzobispado en la segunda mitad del siglo XVIII y, por otra parte, sus intentos de reforma conforme a la filosofía ilustrada o el colaboracionismo de aquellos que detentaron el poder, principalmente, los prelados hispalenses que, de manera biográfica, con datos conocidos y nuevos, son tratados al comienzo de la obra.