Nica y Nano parecen cortadas por el mismo patrón. Nadie mejor que la niña entiende a este gato negro salvaje y mala bestia que anda por casa y se apodera de ella como un espectro caprichoso. Son, en realidad, dos bestias libres e irreductibles, que ruedan con una gracia que ya querrían para sí los humanos de talla grande. Pero (siempre tiene que haber un pero) Nica va creciendo y a Nano también le descubriremos alguna manía importante.