En 1839, el andaluz Joaquín Abreu era designado en la prensa fourierista francesa como "el primer propagador, en la desolada España, de la ciencia que podría poner fin a todos los males que la afligen". Los esfuerzos del "discípulo de Fourier", concretados en series de artículos de propaganda en diarios liberales de Madrid y Cadiz, dieron sus frutos en la década siguiente. Especialmente en la capital, donde el núcleo fourierista, encabezado por Fernando Garrido y Sixto Cámara, constituirá a partir de 1849 la vanguardia ideológica del Partido Demócrata.