Una calle estrecha y miserable. Los oscuros ladrillos de las casas parecen impregnados por todos los crímenes, pecados y miserias de las gentes que allí tienen sus guaridas. De pronto, algo mucho peor, más monstruoso, sobresalta el ánimo de Robert Louis Stevenson: un hombre que, hasta ese momento, él consideraba irreprochable acaba de cometer, ante sus ojos, la peor de las vilezas. Su frente se ensombrece al recordarlo y angustiosos pensamientos comienzan a atormentar su mente, queriendo hallar una explicación para lo ocurrido. Desde siempre, el hombre se ha sentido a sí mismo como un ser dividido. Dos tendencias luchan a muerte, noche y día, dentro de él. Esa es la tragedia del ser humano, y, al mismo tiempo, su mayor gloria. De repente, con un súbito impulso, apoya la mano sobre el papel y comienza a escribir. Luego, subraya unas palabras: El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde.