El núcleo de la obra radica en la dualidad del espíritu humano, balanceándose entre los principios del bien y del mal, y conduciendo al protagonista a una doble personalidad mediante los efectos de una pócima científica. En una historia que íntimamente nos involucra, la moraleja de este relato, es que el mal está dentro de nosotros, es un constituyente de nuestro ser; podemos derrotarlo pero jamás eliminbarlo del todo y no debemos jugar con él o de lo contrario corremos el riesgo de que nos destruya como al Dr. Jekyll.