La publicidad configura, en buena medida, nuestro panorama urbano, tanto el exterior (el de la calle) como el interior de nuestros espacios domésticos. En ellos, a través de la televisión, se ha instalado un escaparate permanente de manera que lo exterior, el mercado, lo público, se ha situado en el que fuera el espacio de la privacidad, de la intimidad, provocando una radical mutación, tanto ecológica como antropológica. Así, finalmente, se funde, y se confunde, con nuestra cotidianidad. Esta obra pretende antes que nada, ser un libro útil: una herramienta argumentada, sustentada teóricamente, para el análisis de los mensajes publicitarios.