La ideología liberal ha venido sosteniéndose sobre unos cuantos mitos y falsedades que necesitamos desenmascarar y arrumbar definitivamente. Aceptar como algo normal, por ejemplo, que la propiedad privada ha de imponerse a la propiedad pública en nombre de la sagrada libertad o que una minoría de individuos puede decidir si una mayoría trabaja o no, si puede alimentarse o no, si tiene acceso a bienes absolutamente básicos o no… equivale, en cuanto a irracionalidad, a creer en la brujería o en la posesión diabólica. Algún día veremos los bancos o los consejos de administración de una empresa como artefactos inútiles exactamente igual que un hacha de sílex, una pirámide o una ballesta medieval. Uno de los mitos más repetidos a lo largo de la historia del pensamiento económico liberal consiste en afirmar que el caos derivado de una búsqueda individualista de intereses particulares y contrapuestos acabará generando una espléndida armonía final. Este mito infantil, que se aferra a una especie de “providencia”, es implacablemente desmontado por Keynes. El caos solo genera más caos. Y aunque las propuestas keynesianas se quedan, a veces, a medio camino, su orientación general es correcta. A menos que los seres humanos se unan para un objetivo común, escribe Keynes, cada uno irá por su lado en una búsqueda caótica de intereses individuales, lo que llevará rápidamente a la destrucción del conjunto. La muy célebre “mano invisible” ni funciona en la actualidad ni funcionó en tiempos de Keynes. En realidad, no ha funcionado nunca. Luis Martínez de Velasco es profesor de Filosofía de Instituto (Getafe) e imparte cursos de doctorado en el departamento de Filosofía Moral y Política de la Facultad de Filosofía de la UNED. Ha dedicado parte de sus escritos a la conexión entre la Economía y la Ética y, en este sentido, ha publicado Ideología liberal y crisis del capitalismo (1988), La casa de cristal. Hacia una subversión normativa de la economía (en colaboración con Juan Manuel Martínez Hernández, 1993), y Mercado, planificación y democracia (1997).