La ciudadanía, entendida en sus múltiples dimensiones (política, civil, social y moral), constituye en la actualidad uno de los pilares de la democracia y del Estado de derecho. Pero, a inicios del siglo XIX, nada fue tan decisivo como el reconocimiento y la apropiación del derecho ciudadano, especialmente por los indios y los ladinos de El Salvador colonial, para ejercer el gobierno de los pueblos.