"El Eco se adueñó pronto del tiempo y el espacio. Primero salió del Confital inundando la ínsula, luego transitó al archipiélago; desde sus siete islas amerizó el continente, y fácilmente conquistó los confines de la tierra. La erosión humana había llegado a tal estado de sitio que propiciaba sorderas de ruido repetible. Los tímpanos todólogos, encerados por la prisa, perdieron sensibilidad auditiva; preferían los tonos monocordes a escala esperable. Los caminantes normalizaron entonces no escuchar su espejo. Sólo un parco número de seres sensibles mostraba una pizca de asombro reverberando alguna resonancia sintónica en el eco de las ondas digitales." "Un poemario tan insólito como fascinante. Escrito y recitado".