Miguel Fernández-Rañada nos regala una interesante fábula para reflexionar acerca de cómo gobernamos nuestro tiempo y las trascendentales consecuencias que de esto se derivan en nuestra vidas. Los duendes azules tienen que embarcarse en una arriesgada aventura abandonando su hogar y perdiendo su cualidad más significativa: la inmortalidad. Así aprenden que el tiempo es el bien más preciado que poseen y que el futuro pertenece a los intrépidos que no se aferran al pasado. Igual que los duendes, cada uno de nosotros definimos nuestras aspiraciones y objetivos, y es muy importante seleccionarlos bien porque «aquello a lo que dedicas tu tiempo es a lo que dedicas tu vida».
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