Mucho de lo que consumimos hoy en día no es comida y la forma en la cual la consumimos ?en el coche, delante de la televisión, y cada vez más a menudo sin compañía? no es realmente comer. En vez de comida, consumimos «sustancias comestibles parecidas a comida», no provenientes de la naturaleza sino de la ciencia. En la denominada Dieta Occidental, la comida ha sido reemplazada por los nutrientes, y el sentido común por la confusión. El resultado es lo que Michael Pollan llama la «paradoja americana»: cuando más nos preocupamos por la nutrición, menos saludables parecemos. Tanto la industria alimenticia como la ciencia de la nutrición pretenden sacar partido de la confusión general sobre qué es comer. Y la prueba palpable es que treinta años de consejos nutricionistas oficiales nos han hecho más enfermizos y obesos. Pollan propone un camino alternativo de comer que está inspirado en la tradición y la ecología; nuestra salud personal, argumenta, no puede estar separada de la salud de la cadena alimenticia de la que formamos parte. Siguiendo este camino podemos escapar de la Dieta Occidental y, como consecuencia, de la mayoría de las enfermedades crónicas que esa dieta causa. Consejos como «no comas nada que tu bisabuela no reconocería como comida», «evite los productos alimenticios que exhiban afirmaciones de propiedades saludables» o «salga del supermercado lo antes posible» son algunos de los que componen el fresco y elocuente manifiesto de Pollan.