En este libro se analiza la situación creada en los dispositivos sanitarios por la afluencia creciente de población inmigrada. Es previsible que la confrontación entre las distintas formas culturales de entender el proceso salud/enfermedad/atención y los condicionantes sociales del hecho migratorio, cree ciertos desajustes en el diálogo enfermera/paciente que es conveniente explorar. El eje central del estudio lo constituyen la descripción y análisis de los factores sociales y culturales que intervienen en esta relación, en el marco de las rutinas sanitarias de diferentes instituciones públicas. La inmigración más que aportar temas nuevos viene a evidenciar las carencias y fallas existentes: el racismo existía antes de que llegaran inmigrantes y la deshumanización asistencial también estaba ahí. Las demandas particulares de la población inmigrada debido a un mayor desconocimiento del sistema y a hábitos y costumbres diferentes chocan con las culturas profesionales instaladas. Se está produciendo, no obstante, un acercamiento positivo entre inmigrados y profesionales, que requiere, para su profundización, el abandono de los discursos culturalistas imperantes que etiquetan al inmigrado con una doble mirada sospechosa y compasiva, ambas excluyentes. Es preciso que emerja el otro cercano, visto y valorado como persona, mediante el paso de la diferencia a la indiferencia étnica, valorándole por atributos y cualidades personales.