El taoísmo sigue siendo la menos conocida de las grandes religiones del mundo y también la menos visible, ya que ha sido condenada por todos los movimientos revolucionarios que han sacudido China desde hace un siglo. En el mundo moderno no había lugar para sus templos, sus maestros, su liturgia, su sabiduría del cuerpo y su amor por la naturaleza. Sin embargo, el taoísmo está reviviendo: los habitantes de los pueblos reconstruyen sus santuarios para celebrar «la felicidad y la longevidad», y los de las ciudades buscan el equilibrio del cuerpo y el espíritu mediante los métodos que permiten cultivar «la energía vital».China recupera así, en la religión que le es propia, la identidad profunda de su cuerpo social y de su cuerpo físico. Este libro, que aborda el taoísmo, ante todo y en mayor medida, más por su presencia viva que por los textos antiguos, rehace paso a paso el camino que conduce de la vida campesina tradicional a las prácticas corporales y las visiones místicas que llevan a alcanzar la independencia y la libertad, y que permiten afirmar a los taoístas: «¡Mi destino está en mí y no en el cielo!»