La convulsa primavera del 36, la que alumbra la guerra civil, contituye uno de los capítulos más controvertidos de la España del siglo xx. Hay, pues, numerosas y contradictorias visiones, pero Alfredo Semprún no ha escrito una historia más al uso. Como periodista antes que todo, vuelve los ojos a los hechos primitivos, a los escritos y noticias de entonces y, en suma, se mete en la piel de un reportero para dar su visión personal, su propio gran reportaje, de los acontecimientos que, con el asesinato de Calvo Sotelo como epicentro, precipitaron la ruptura de las dos Espñas y una guerra atroz. ¿Pudo evitarse? La Policía de la época había resuelto el asesinato del líder más caracterizado de la oposición monárquica en menos de doce horas. Pero enfrentado a la tremenda realidad, el Gobierno de la República ocultó deliberadamente los resultados de la investigación. El crimen, cometido por un grupo parapolicíaco vinculado al Partido Socialista, aceleró la cristalización de una «unión por la base» de las derechas españolas, transformando lo que iba a ser un golpe militar clásico en un movimiento de reacción social. Media España prescindió entonces de sus dirigentes naturales y de muchas de sus convicciones ideológicas para preservar cinco principios: orden público, propiedad individual, libertad de enseñanza, libertad religiosa y unidad de la Patria. Sin esta premisa, no es posible comprender ni la guerra civil, ni los cuarenta años de dictadura del general Franco.