Todos los veranos, la familia de Eduardo viaja a Galicia, la tierra de Nicanor, el padre del niño. Allí no todo es playa y excursiones. También están las conversaciones con el tío Juan, que se hizo a la mar esperando encontrar al diablo marino. Una historia que muestra que la venganza puede ser una especia de justicia salvaje que se puede prolongar toda una vida.