Esta obra colectiva trata de un protagonista clave en la modernidad: la comunidad y el gobierno de las ciudades, villas y lugares que conformaban la geografía hispana de los siglos XVI al XVIII. Aborda diferentes aspectos de la compleja trama en la que se veía implicado el poder local, desde sus relaciones con la monarquía hasta las que le obligaban con los vecinos. El concejo era el responsable de la gestión directa de la vecindad, incluyendo hacerle llegar las disposiciones de la Corona y las tomadas en Cortes o diputaciones, tan alejadas casi todas ellas de los intereses de la gente común y, sin embargo, tan influyentes en sus vidas. Pero era también la comunidad misma, y su defensa, así como los mecanismos institucionales existentes para lograrla, también le competían. Algo de este mundo en pequeño, cuyo nombre (concejo) aún se recuerda hoy entre los mayores, se repasa en estas páginas.