La obra de Safo representa uno de los puntos culminantes de la lírica griega arcaica. Nacida en la isla de Lesbos en el siglo vii a. C., y probablemente de origen noble, casi siempre se movió en grupos reducidos y selectos. Así lo atestiguan sus poesías intimistas en las que los ambientes son familiares y cotidianos. Especialmente famosos son los poemas en los que hace referencias al círculo de mujeres que siempre le acompañaban, y en los que se ha querido ver más de una vez la exaltación del amor homosexual. Con todo, la obra de Safo no se limita a eso. Su poesía, formada por himnos, epitalamios y poemas populares, es un prodigio musical de trabajada naturalidad, de ensalzamiento del amor y de los sentimientos, de culto a los dioses y también al mundo que la rodea, así como de alabanza a la belleza y a los rasgos propios de la sensibilidad femenina. Admirada ya desde la Antigüedad, admira comprobar cómo Safo tiene una voz que para el lector actual es cálida, sincera y sorprendentemente cercana.