En su elogio a Viaje a Oriente, Teófilo Gauitier ya subrayó el talento de Nerval para evitar el entusiasmo banal y las descripciones llenas de oro y plata de los turistas vulgares. De hecho, la larga permanencia en El Cairo es esto: una tentativa de fundirse con la multitud, una mirada al interior de la vida árabe. En la segunda parte de El Cairo, acompañamos al autor en su visita al harén, en el descubrimiento de las pirámides y en la cuarentena en una isla antes de que llegase Beirut.