El Imperio otomano se alió con Alemania y Austria-Hungría en la Primera Guerra Mundial. Eso dio lugar, entre otras consecuencias catastróficas, a que la guerra durase dos años más de lo que habría debido, a las dos revoluciones rusas de 1917 y a la dictadura bolchevique, al genocidio del pueblo armenio, a quince millones de muertos y a la desmembración del Imperio otomano, con el nacimiento en Oriente Medio de una miríada de nuevos estados cuya inestabilidad social, económica y política sigue sin resolverse un siglo después. Si en los albores de la I Guerra Mundial el crucero de batalla alemán SMS Goeben, aislado en medio del Mediterráneo, no hubiera esquivado a fuerza de audacia y astucia a las armadas francesa y británica, para buscar refugio más allá de los Dardanelos, nada de todo eso habría ocurrido. Ésta es la historia no sólo del Goeben, sino también del hombre que lo comandaba, la historia de un hombre que, actuando por su cuenta, bajo su propio criterio, cambió el destino del mundo.