Durante la segunda mitad del siglo XX se verifica una tendencia al crecimiento de poderes ejecutivos fuertes, que rompen el equilibrio anterior con los otros poderes del Estado. Esto se da en los diferentes sistemas de gobierno: presidencialistas o parlamentarios, republicanos o monárquicos. El autor propone los caminos para lograr gobiernos más respetuosos de la voluntad popular y al mismo tiempo más eficaces en su cometido. En el centro de estas propuestas, una lucha continua contra la corrupción en todos los niveles, una necesidad de decir la verdad al pueblo sobre los problemas que afrontan las sociedades y los medios para solucionarlos , la promoción de instituciones no electorales con una mayor participación ciudadana en la proposición de políticas y control de los gobiernos.