En medio del clima artístico con tendencias realistas del gótico tardío y el Renacimiento temprano, el pintor holandés Jerónimo Bosch, El Bosco (aprox. 1450-1516), constituyó una extraordinaria anomalía. Sus pinturas están pobladas de escenas grotescas protagonizadas por seres fantásticos que sucumben a toda índole de fantasías, angustias y anhelos humanos. Una de sus grandes genialidades fue tomar las representaciones figurativas y escénicas conocidas como drolleries, que utilizan monstruos y seres grotescos para ilustrar los pecados y el mal, y trasladarlas de los márgenes de los manuscritos miniados a pinturas en retablos de gran formato. Junto con los híbridos tradicionales de hombre y bestia, como los centauros, y criaturas mitológicas como unicornios, diablos, dragones y grifos, encontramos también incontables monstruos surgidos de la imaginación del artista. Muchas escenas secundarias ilustran proverbios y frases hechas de uso común en tiempos de El Bosco. En el tríptico La tentación de san Antonio, por ejemplo, el artista retrata al demonio mensajero calzado con unos patines de hielo, reflejo de una expresión popular: el mundo «patinaba sobre hielo», es decir, se había desviado del camino correcto. El Bosco fue especialmente innovador en la traslación pictórica de proverbios.La obra de El Bosco (cuyo nombre era en realidad Jheronimus van Aken) ha sido objeto de profusas copias e imitaciones: de hecho, el número de obras de discípulos de El Bosco que ha llegado hasta nosotros supera en más de diez veces la producción del propio maestro. En la actualidad, solo 20 pinturas y ocho dibujos se atribuyen con total certeza a la mano de El Bosco, quien continúa siendo considerado un visionario, retratista de sueños y pesadillas, además del pintor por antonomasia del averno y sus demonios.El presente libro, publicado con motivo del próximo 500 aniversario de la muerte del pintor, incluye nuevas fotografías de obras restauradas recientemente y abarca el conjunto de la obra del artista. Descubra el ingenio pictórico de El Bosco en maravillosas reproducciones, ricas en detalles, y en un enorme desplegable de más de 110 cm de anchura de El jardín de las delicias. Stefan Fischer, historiador del arte y reconocido experto en la materia, explora qué elementos de El Bosco y de su obra hicieron de él una figura tan influyente.