Algunos años después de obtener el Premio Nobel de Fisiología y Medicina, Jacques Monod sorprendió a toda la comunidad científica y filosófica con este polémico ensayo en el que introducía nociones tan heterodoxas como las de «azar» y «necesidad» a la hora de estudiar los seres vivos. Además de ofrecer iluminadoras respuestas a cuestiones tan fundamentales de la biología contemporánea como las relativas al origen de la vida o la evolución de las especies, el autor, uno de los grandes pioneros de la biología molecular, no vacila a la hora de abordar las consecuencias filosóficas y espirituales de los grandes descubrimientos en los campos de la biología molecular y de la genética.
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