ambos se nos ha ido presentando como algo enriquecedor y necesario para el trato con pacientes o alumnos de las escuelas e institutos. Es muy posible que sea precisamente con el autismo que esta colaboración entre clínicos y pedagogos devenga indispensable. No es suficiente un buen enfoque pedagógico, una buena estrategia en el aula, ya sea de educación especial u ordinaria; el niño autista pide ser estructurado, apaciguado, ordenado en su angustia y eso se hace desde la clínica y sin eso el niño no puede aprender. Proponemos ocho capítulos para este libro El autismo, un reto para la colaboración entre clínicos y pedagogos. Este reto tiene para nosotros un punto de partida común: ponemos la mirada y la escucha en lo que nos dice el autista, en el aula o en la consulta. El entorno familiar, social, escolar,... del niño autista forma parte de esta mirada e influye en nuestro trabajo; por esto, algunos de nuestros artículos ponen más el acento en instituciones o marcos más amplios. Por otra parte, pero con la misma intención de escuchar lo que nos dice el autista, aparecen comentarios y análisis diversos en cada uno de los capítulos, de los autores que han escrito y publicado sus experiencias con el autismo; son biografías contadas por autistas que nos abren algunas puertas en nuestro proceso de aprendizaje.