Hay libros que funcionan como un juego pero solo pueden funcionar así porque son libros. El atajo es uno de ellos y es que David Macaulay domina tan bien el mecanismo de relojería de los libros que nos regala un entretenimiento para pasar las páginas en busca de las claves de la historia. Nueve capítulos ilustrados ( en los que combina una página “a sangre” con otra en marco) todos relacionados entre sí. En cada ilustración solo recibimos una parte de la información de lo que ocurre en la historia y para tener todos los datos hay que ir con mirada muy atenta, en su busca en otras pistas. Para casi todos sus protagonistas esta historia encadenada, repleta de casualidades, acaba bien y todos son ignorantes de lo que han provocado en los demás. Humor, ironía, y mucho rato de diversión ofrece este libro. Ideal para compartir entre adultos y niños. Para que los más pequeños nos descubran detalles y seguro que los mayores ven algo también. La historia de un vendedor de sandías que busca el camino más corto para llegar al mercado, se entremezcla con un tren descarrilado, una cacatúa en peligro, un cerdito perdido, un sabio colgado de una torre, una loca multada y un hombre que se vuelve rico. ¿Hay quien dé más?