Pintor, ilustrador, escritor y asesino, el envenador Thomas Griffiths Wainewright se convirtió en un personaje de su época, conocido por escritores como Charles Dickens quien llegó a verlo en la cárcel, Thomas De Quincey y Charles Lamb. La afición del asesino de las bellas artes por la estricnina acabó con la vida de un tío suyo, su suegra y su joven cuñada Helen, a quien él acusaba de tener «los tobillos demasiado gruesos». Deportado a Tasmania, Wainewright realizó allí una importante carrera como retratista, aunque realmente ha pasado a la historia por ser el protagonista de Atrapado, narración en la que Dickens vuelca toda la repugnancia que le provocaba, y del ensayo en verde color de la estricnina que le dedicó Oscar Wilde: Pluma, lápiz y veneno.