“Esta será la alianza que concluiré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mi ley en su interior, la escribiré en su corazón” (Jr 31, 33). De cómo disponer ese corazón para que la grafía divina no solo no resulte borrosa e ilegible, sino más bien nítida e indeleble, de eso trata este precioso librito.