Aunque muchos docentes investigan en el aula, lo hacen de una manera informal, porque por ahora hay muy pocos criterios precisos para realizar esta labor. Sin embargo, el lugar y la experiencia cotidiana de los docentes mismos son mucho más idóneos y eficaces para indagar que las condiciones de las que dispone cualquier investigador externo. Las autoras de esta obra enfocan la investigación en el aula desde un nuevo ángulo y establecen nuevos criterios de gran utilidad para cualquier docente. En relatos basados en experiencias personales, dan cuenta de cómo empezaron a asumir el riesgo de investigar por su cuenta y muestran cómo se aprende a formular las buenas preguntas. Se explican diversas técnicas para recopilar datos y tomar apuntes, se recomiendan los mejores diseños de la investigación en función de su finalidad, se especifica el buen uso de la bibliografía y de otros recursos que pueden ayudar en el trabajo y, finalmente, se muestra cómo conviene redactar y presentar una investigación.