«Si la noche antes de tu cumpleaños te acuestas con el pie izquierdo y le das la vuelta a la almohada antes de dormirte, puede suceder cualquier cosa...». Eso fue exactamente lo que hizo Dulcie y, cuando despertó el día de su cumpleaños, se vio envuelta en una maravillosa aventura en busca del árbol de los deseos. Pero ¿qué ocurre cuando nuestros deseos son egoístas?