He tardado veinte años en decidirme a escribir esta tetralogía, pues en ella he tratado de explicar uno de los factores de la perennidad de Egipto: el misterio de la resurrección» (Christian Jacq). En el templo de Abydos, una acacia se está muriendo y, con ella, todo Egipto está amenazado. Este árbol brotó de la tumba del primer soberano de Egipto el dios Osiris, asesinado por su hermano para demostrar a los hombres su victoria sobre la muerte. Su supervivencia es la garantía de la felicidad sobre la tierra. Ahora se marchita porque unas potencias maléficas intrigan para lograr la desaparición de Egipto. El gran faraón Sesostris III entabla de inmediato un combate mágico contra un enemigo invisible. Sin embargo ignora que en su círculo más íntimo se oculta un traidor, un hombre que sueña con el poder y los honores, alguien que se venderá a las fuerzas ocultas... Un joven aprendiz de escriba, Iker, se convierte involuntariamente en un personaje clave de este misterio. Raptado por unos marinos que invocan un «secreto de Estado», el adolescente ignora quién intenta matarle y, también, quién le protege. Obsesionado por la visión de una sublime y joven sacerdotisa, Iker tiene la sensación de ser manipulado, de avanzar por un camino cuyo final no conoce. Pero, de prueba en prueba, de descubrimiento en descubrimiento, el muchacho se aproxima al extraordinario destino que los dioses le han asignado.