Este libro es la crónica de un descubrimiento. El que Mikel Azurmendi, su autor, realiza al desvelar en su entorno cercano la existencia de una comunidad unida desde el origen de los tiempos por lazos fraternales. Gente de hoy, pero con valores de hace dos mil años. Habituado a vivir en el seno de una ciudadanía permanentemente insatisfecha en lo material y atizada por sentimientos de agravio, engaño y hasta odio desde sus atalayas suministradas casi en exclusiva por la ideología, Azurmendi se topó con una presencia enfundada en una inmensa alegría y colmada por un darlo todo sin aspavientos, gratuitamente, sin la vista puesta en el cálculo costo/beneficio sino únicamente merced a la activación de un inmenso amor al otro. Y constató que esa conducta producía perdurable alegría existencial y mucha certeza. O sea, algo impropio de nuestra sociedad, donde el otro es a menudo percibido como portador de incertidumbre y riesgo. Transformarse uno, cambiar a mejor, mejorar las relaciones humanas del entorno, así en cualquier poblado africano como en la metrópoli moderna más sofisticada. En suma, ser cristiano al estilo de los primeros cristianos. Azurmendi, escritor de altos vuelos y hondas intuiciones, extrae conclusiones enormemente reveladoras sobre el sesgo de nuestra civilización moderna y los modos y maneras de encauzarla hacia la alegría y una humilde paz vital.